La iluminación juega un papel importante en el resultado final de nuestro trabajo. Quizás este apartado no entre plenamente dentro de lo que se considera la teoría del color, pero he considerado oportuno incluirlo por la relación directa que tiene. Aparte de la iluminación real que tendrá nuestra figura en el lugar donde se observe podemos buscar a través de su pintura efectos de iluminación creados por nosotros mismos. Con ellos podremos resaltar o mitigar las formas creando efectos más "artísticos".
Ultimamente está muy de moda el concepto de iluminación cenital. Consiste en marcar de forma rotunda las luces y sombras que produce sobre la figura un foco de luz situado justamente encima. Para ello los seguidores de esta técnica recomiendan colocar la figura debajo de, por ejemplo, una bombilla y estudiar el juego de luces y sombras que se produce para, posteriormente, aplicarlo con los colores. Esto implica que las subidas máximas se realizarán en los lugares donde más incide la luz. Por el contrario el sombreado seguirá la línea marcada por las sombras que arroje el foco. Con esta técnica se potencian los contrastes.
Tradicionalmente el esquema que más se ha aplicado es el que se denomina iluminación general. No es ni más ni menos que estudiar la figura y aplicar de manera homogénea las luces y sombras siguiendo las formas que nos marca la escultura. Esta técnica puede adquirir algún aspecto de la iluminación cenital, pero evitando marcar de forma excesiva el contraste en luces y sombras. De alguna manera se podría asumir que la luz que ilumina nuestra figura proviene de un plano superior, pero que no incide de forma excesiva. A mí, personalmente, esta combinación es la que más me gusta, ya que me permite jugar más con los matices y colores.
Cada uno escogeremos la técnica que más nos guste, o, si llega el caso, crearemos un estilo propio. En definitiva el primero que tiene que estar satisfecho con el resultado es uno mismo.
Independientemente de la técnica seguida lo que si podemos hacer es estudiar en donde queremos que se concentre el foco de atención cuando el observador contemple una figura. Normalmente la cara es importante que resalte de forma especial, pero en función de la pose podemos querer resaltar otros elementos que destaquen en nuestra figura. Imaginemos una mano que está haciendo algún gesto o cogiendo algo, o por ejemplo, una la espada que blande un guerrero sobre su cabeza. Estas partes pueden recibir un tratamiento especial a la hora de aplicar las luces y sombras, y un mayor contraste ayudará a crear el efecto deseado.
Otro aspecto importante a tener en cuenta cuando realizamos nuestras luces y sombras es el color que estamos trabajando. No debemos olvidar que los colores oscuros absorben una mayor cantidad de luz, por lo que su iluminación siempre ha de ser más sutil y delicada. Pensemos en un paño azul marino. Si hacemos muchas subidas de color y muy contrastadas ofrecerá un resultado final bastante irreal. En estos colores las subidas han de ser suaves y tirando a escasas. Por el contrario los colores claros siempre ofrecen más posibilidades a la hora de tratar los contrastes.
En algunas revistas especializadas hay pintores que ofrecen una visión muy peculiar sobre la manera en que abordan la pintura de una figura. Pintar una pieza pensando en que está en medio de una tormenta o a la luz de la luna es bastante subjetivo y difícil de llevar a la práctica. Es un enfoque muy "artístico". Para la mayoría de los aficionados es difícil plantear la pintura de una figura siguiendo pautas similares a las que sigue un pintor que pinta un lienzo. Yo he tenido la suerte de poder contemplar en mano alguna de estas piezas y realmente dicen mucho de la calidad del pintor. Este aspecto nos ilustra de que forma la imaginación también tiene cabida a la hora de pintar nuestras figuras, pero no creo que deba ser nuestro fin y solo deberemos llegar a él cuando nuestra habilidad, técnica, experiencia e inquietudes nos lo permita.
Por último comentar un tema que tiene relación directa con la iluminación de una figura: la fotografía. Cuando vemos las figuras que aparecen en las revistas debemos ser conscientes de lo mucho o lo poco que puede hacer la fotografía por una figura. En algunos casos una pieza maravillosamente pintada puede perder sus matices en la foto. El caso contrario también es posible, es decir, una pieza correctamente pintada puede parecer mejor con un buen tratamiento fotográfico. Un buen fotógrafo con una buena cámara y una buena iluminación puede sacar mucho partido de una obra. Por eso, y siempre que podamos, lo mejor es contemplar las figuras "in situ". No nos debemos dejar influenciar en exceso con las fotografías ya que muchas veces el resultado real no es ni de lejos lo que parece, para bien o para mal.