Aparte del obturador y del diafragma, la cámara posee otros sistemas que facilitan la labor del fotógrafo:
Las primeras cámaras populares, como las Kodak primitivas, no tenían visor sino una serie de lineas grabadas en la parte superior que indicaban el ángulo cubierto. Actualmente existen 4 tipos de visores:
Visor de marco:
consiste simplemente en un orificio con las mismas proporciones que el
formato de la película. Algunas poseen dos orificios para usarlos
alineados. Hoy en día sólo los montan las cámaras
baratas de usar y tirar. Una variante es el visor deportivo de marco, que
como accesorio, llevan algunas cámaras réflex de medio formato.
Visores ópticos o directos:
Están formados básicamente por una lente bicóncava y una biconvexa
que producen una imagen virtual y no invertida; algunas llevan una línea
brillante en sus márgenes para delimitar la zona de encuadre.
Existen dos variantes: el de Newton, hoy en desuso, y el de Galileo,
basado en un telescopio invertido, en éstos últimos, la imagen
aparece de menor tamaño que en la realidad y sus lentes ocupan menor
espacio que el de Newton.
Este tipo de visor es el que utilizan la mayor parte de las cámaras compactas
y las pequeñas pocket 110. Como desventaja presenta el llamado error
de paralaje, que consiste en que la zona observada por el visor
sólo coincide con la captada por la cámara cuando el sujeto
está próximo al infinito; conforme nos acercamos al tema,
las dos áreas dejan de coincidir. Algunas cámaras solucionan
esto montando un visor móvil sobre un tornillo graduado que inclina
el área observada conforme nos acercamos al tema y otras simplemente
marcando en el visor dos áreas de cobertura distintas, para usar
una u otra en función de la distáncia a que nos encontremos
del sujeto.
Visor réflex SLR o de pentaprisma:
Es el característico de las cámaras réflex de 35 mm.
o SLR (Singles Lens Reflex), aunque también lo montan algunas de
medio formato.
La imagen captada por el objetivo rebota en el espejo interno y se forma sobre una pantalla mate de donde es recogida por el pentaprisma; en su interior se producen tres rebotes cruzados que enderezan la imagen tanto vertical como lateralmente.
Es el modelo de mayor exactitud ya que carece de error de paralaje, no posee ningún tipo de inversión de imagen y la escena observada es exactamente la misma que aparecerá en la película, ya que ambas pasan a través del mismo objetivo y recorren la misma distancia hasta la pantalla y hasta la película.
La única pega es que al disparar no es posible ver el tema
al haberse levantado el espejo.
Visor réflex TLR:
Es el más usado en las cámaras de película en rollo tipo TLR (Twin Lens Reflex) o réflex de objetivos gemelos. El objetivo superior sirve para encuadrar y el inferior para formar la imagen sobre la película. Al enfocar actuamos simultáneamente sobre los dos objetivos.
La imagen que forma el objetivo superior se refleja en un espejo situado a 45º y sube hasta una pantalla de vidrio deslustrado situada en la parte superior, dentro de un capuchón.
Aunque la escena no aparece invertida verticalmente, la imagen
observada es especular y aparece invertida lateralmente, por lo
que hace falta cierta práctica para encuadrar un objeto en movimiento.
Al igual que los visores ópticos, a cortas distancias se produce
error de paralaje. Como ventaja presenta la posibilidad de seguir observando
el tema durante la exposición y como desventaja económica,
si la máquina admite el cambio de objetivos, el tener que comprarlos
a pares.
Visor de pantalla:
Es el más primitivo, consiste simplemente en una gran lámina de cristal deslustrado que recoge la imagen formada por el objetivo. Se usa en las grandes cámaras de estudio para película en hojas.
Resulta muy útil para fotografía publicitaria ya que permite dibujar sobre la propia pantalla, recortar máscaras y realizar infinidad de trucos, aunque esto está perdiendo terreno con la llegada del tratamiento de imagen digital. Los modelos más vanazados (Sinar) tienen multitud de accesorios y admiten también respaldos digitales.
La imagen aparece invertida verticalmente y no posee error
de paralelaje.
Un objetivo provisto de mecanismo de enfoque ofrece dos ventajas importantes: la posibilidad de enfocar a distancias más cortas que los de foco fijo y la de enfocar sólo ciertos planos de una escena para destacarlos del resto y evitar la confusión.
Las cámaras más rudimientarias no poseen sistema de enfoque y su objetivo suele venir ya preenfocado a la distancia hiperfocal.
En los modelos ligeramente más "sofisticados", el anillo de enfoque puede estar sólo dividido en símbolos que denotan paisajes, fotografías de grupos y primeros planos.
En las cámaras de mayor calidad, el objetivo lleva una doble escala de distancias graduada en metros y pies; de esta manera, muchas veces puede enfocarse el sujeto sin utilizar el visor.
Como ayuda al enfoque muchas cámaras incorporan a parte, o en
del visor, alguno de los siguientes sistemas
de enfoque:
Enfoque por telémetro:
El ojo percibe dos imágenes: procedentes una de un semiespejo móvil conectado al anillo de enfoque del objetivo y la otra de un visor óptico con lo que, por el ocular, se oberva una imagen doble.
El enfoque es exacto cuando, al girar el objetivo, coinciden las dos imágenes.
Este mecanismo, acoplado a un visor óptico, lo montan las buenas
cámaras no réflex de 35 mm., como, las legendarias Leicas.
Su precisión, y claridad es excelente.
Telémetro de imagen partida:
Es el mayoritariamente empleado en todas las cámaras réflex, se encuentra en la parte central de la pantalla. Consiste en dos prismas en forma de cuña cilíndrica situados en el centro de la pantalla de enfoque. Cuando un objeto se halla ligeramente desenfocado, las rectas que atraviesan la linea de unión de las dos cuñas aparecen quebradas y desplazadas (ver imagen izquierda).
Al enfocar, las lineas del objeto se aproximan hasta recomponer la
figura.
Anillo de microprismas:
Aparece independiente o rodeando el círculo de los prismas de imagen partida. Consiste en un área de pequeñísimos prismas en forma de pirámide achatada vistos desde su vértice superior. Cuando un objeto está enfocado, los puntos que componen su imagen aparecen nítidamente; al desenfocarlos, cada punto se decompone en otros cuatro resultando una imagen descompuesta y borrosa.
Aunque es el sistema más usado por ser bastante preciso y económico,
tiene el problema de que el anillo de microprismas y sobre todo el círculo
de imagen partida llegan a oscurecerse cuando los rayos de luz divergen
desde el objetivo fuera de cierto rango de distancia, como es el caso del
uso de grandes teleobjetivos o en macrofotgrafía. En estos casos,
su siempre que la cámara permita el cambio de pantallas, suele cambiarse
por una simple pantalla de campo máte.
Pantalla de campo mate:
Consiste simplemente en una lámina de vidrio deslustrada sobre la que se observa la imagen formada por el objetivo; aveces llevan una pequeña lupa incorporada para amplificar el enfoque. Este es el sistema más usado en medio y gran formato.
En las cámaras SLR suele aparecer como sistema estándar incorporando en su centro los dos sistemas anteriores.
En los SLR profesionales de calidad, suele existir media docena de pantallas intercambiables con cuadrículas, lentes de Fresnel, micrómetros, etc.
En la figura izquierda puede verse el funcionamiento de una pantalla
de enfoque basada en un alente de Fresnel.
Sistemas autofoco:
Actualmente la mayor parte de las cámaras compactas y réflex, simplifican la tarea de enfoque con alguno de los siguientes sistemas autofoco:
COMPARACIÓN DE CONTRASTES: Es el sistema más utilizado; su funcionamiento es parecido al de telémetro. Un panel fotosensible recoge dos imágenes, una procedente del visor y otra de un espejo móvil acoplado al motor del enfoque.
El objetivo comienza a enfocar desde el infinito y detiene el motor cuando el contraste de luces y sobras coincide en las dos imágenes.
Hoy en día el panel fotosensible permite enfocar con un nivel de luz inferior al que necesita el ojo humano.
Este sistema suele fallar
al enfocar temas de bajo contraste
(paredes y objetos lisos), con motivos rítmicos y repetitivos (rejillas,
objetos tramados) , o con poca iluminación.
INFRARROJO: Este sistema emite un haz de rayos infrarrojos que rebotan el objeto y son recogidos por un espejo similar al anterior que, detiene el enfoque, cuando detecta una señal de intensidad máxima.
El sistema funciona bien con o sin luz y no se confunde con motivos
poco contrastado o rítmicos, aunque si fotografiamos a través
de un cristal puede confundir éste con el tema principal. Se utiliza
frecuentemente acoplado a un flash, como elemento de apoyo al sistema anterior.
ULTRASONIDOS: Es muy parecido al de infrarrojos pero usa señales inaudibles de 1/1000 de segundo.
Su funcionamiento es comparable al de un radar. Un cronómetro compara la diferencia de tiempo entre la señal de salida y la de llegada rebotada en el objeto y así calcula la distancia.
También puede equivocarse al disparar a través de cristales, ramas y alambradas.
El perfeccionamiento de todos estos sistemas autofoco sufre cada año
un avance extraordinario.
El cálculo del tiempo de exposición es, y ha sido siempre, el principal problema de todo fotógrafo. Hoy en día hay mucha gente que sigue usando las tablas que incorporan en su interior las envolturas de película, pero con indicaciones tan empíricas como "úsese 1/125 a f16 para sol brillante, etc.", evidentemente no puede conseguirse unos resultados muy fiables.
Los exposímetros pueden clasificarse según el tipo de célula fotosensible, según sean de mano o incorporados en la cámara, según el ángulo de luz captado o según midan luz continua o de flash , aunque en este último caso se les conoce como flashímetros.
Los primeros en aparecer fueron los de mano que se siguen usando mucho
entre profesionales, dado que las cámaras de medio y gran formato
suelen carecer de él.
Todos los exposímetros actuales incorporan alguno de los siguientes
tipos de células:
Células de Selenio:
Son las únicas que emiten electricidad al incidir en ellas la luz,
por lo que estos exposímetros son los más sencillos y no
necesitan pilas. Aunque son los más baratos, por su poca sensibilidad,
no resultan fiables a bajos niveles de iluminación.
Células de Sulfuro de Cadmio (CdS):
Tienen que ser alimentadas por una corriente eléctrica. Al incidir
la luz sobre la célula de sulfuro de cadmio, ésta reacciona
aumentando su resistencia; los valores indicados por la aguja se transforman
en unidades de la escala de velocidades-diafragmas.
Son mas sensibles a la luz, pero reaccionan con más lentitud
y además guardan memoria de la última lectura, es decir,
que si lo usamos en áreas de gran intensidad de luz y pasamos a
utilizarlo en sitio más oscuro, notaremos que el eposímetro
ha quedado temporalmente cegado y sus valores pueden se rerróneos.
Células de Silicio:
Son las más avanzadas y existen actualmente varios modelos,
las más conocidas son las células azules de silicio (SBC)
y las de fosfoarseniuro de galio. Ambas son muy pequeñas, por lo
que pueden incorporarse también en el interior de las cámaras,
son unas mil veces más sensibles que las de CdS ya que poseen un
amplificador de señal, no guardan memoria y son mucho más
rápidas en reaccionar.
Este modelo, con sus constantes renovaciones tecnológicas, es
el que incorporan hoy en día la mayor parte de las SLR actuales.
Con los exposímetros de mano los fotógrafos pueden
calcular la exposición con dos métodos diferentes:
LECTURA DE LA LUZ INCIDENTE:
Se cubre la entrada de luz a la célula con un accesorio incorporado,
en forma de cúpula de plástico blanco translúcido,
y se coloca el exposímetro ante el sujeto, orientándolo hacia
la luz.
Este método permite conocer la intensidad de luz que está
recibiendo un objeto, pero no tiene en cuenta las tonalidades de la escena,
por lo que se equivocará al fotografiar sujetos mayoritariamente
blancos o negros.
Resulta el método más idóneo cuando no puede uno acercarse
al sujeto, como es el caso de la Fotografía de Naturaleza.
Por ejemplo, sería la única forma válida de lectura
en el caso de intentar fotografiar un buitre en vuelo cuando esté
sobrevolando rocas de distinta reflectancia.
LECTURA DE LA LUZ REFLEJADA:
La célula, desprovista de la cúpula, se orienta desde la
cámara apuntando hacia el sujeto.
Este método gana en exactitud si nos aceramos mucho al sujeto
y leemos su distintas reflectancias. En contraluces y a distancias medias
puede ofrecer datos erróneos y sobre todo cuando el sujeto tiene
un tono excesivamente claro u oscuro.
El método de la lus reflejada, es el mismo que usan la mayor
parte de las cámaras ya que el exposímetro integrado no permite
otro método de lectura.
Muchas veces el fotógrafo hace la media entre los valores obtenidos por ambos métodos.
Otra forma de lectura, posiblemente la más exacta, es el método de la CARTA GRIS que consiste en introducir en la escena una cartulina gris standard con un 18% de reflectancia y tomar la lectura sobre ella.
Para medir con exactitud la luminosidad de un tema sin tener que acercarnos a él, lo mejor es utilizar un exposímetro especial con un reducidísimo ángulo de lectura. Estos exposímetros, denominados SPOT o PUNTUALES, poseen un visor con un sistema réflex que permite ver la zona exacta en que se toma la lectura. En gran parte de las cámaras SLR de 35 mm existe hoy en día este método de lectura integrado cómo una opción más.
Las modernas SLR incorporan, como hemos dicho, células de Silicona, éstas pueden hallarse en varias posiciones: la más rudimentaria se encuentra dentro de una ventanilla similar a la del visor óptico, por lo que miden la luz siempre con el mismo ángulo, independientemente del objetivo que utilicemos y de si usamos portafiltros o no. Con este sistema hay que corregir constantemente el valor ofrecido por el exposímetro, tanto para la densidad del filtro que usemos, como para la focal o los tubos o fuelles de extensión que acoplemos.
El sistema más avanzado y fiable es el conocido como TTL
(Through The Lens) o a través del objetivo. Los exposímetros
TTL miden la luz reflejada en el plano de la película, por lo que
tienen en cuenta todos los accesorios que acoplemos al objetivo que le
resten luminosidad.
Respecto al área leída por la célula,
las SLR TTL pueden contar con uno o varios de los siguientes sistemas de
medición:
Preferencia Central: comprende una amplia zona, circular o elíptica,
en el centro de la pantalla; el exposímetro concentra en ella entre
el 50-75% de la lectura. Asigna un valor ligeramente mayor a las regiosnes
centrales e inferiores de la pantalla, para excluir el sol, ya que si está
en esa zona los datos saldrán falseados y la foto subexpuesta. Hasta
hace muy poco, era el sistema más utilizado.
Como este dato apenas figura en los manuales de la cámara, resulta
importante conocer que áreas valora más el exposímetro.
Una forma de conocerlo, aproximadamente, es barrer en total oscuridad la
pantalla con una luz puntual lejana formando lineas en ella y bajando poco
a poco hasta abajo. Si miramos mientras tanto la lectura del fotómetro,
nos haremos una idea aproximada de la forma del área de lectura.
Promedio al Azar: Mide la luz reflejada por una zona cuadriculada,
cuyas manchas están distrubuidas al azar a nivel de la cortinilla
del obturador. Se equivoca igual o más que el anterior. hay muchas
variantes como zonas lisas de gris neutro, etc.
Medición Spot: También llamada puntual, toma la exposición
en un pequeño círculo del centro de la pantalla de unos 5
ó 10 grados.
Siempre se presenta como una opción más dentro de los
distintos modos de medición en cámras de gama media alta.
Es el más exacto para motivos pequeños, aunque para amplias
zonas, paisajes, etc., resulta muy complicado de usar.
Mediciones Matriciales y zonales: La medición matricial y similares son las mas avanzadas hoy en día. El exposímetro mide la luz en 5 o más zonas de la pantalla, cada una de ellas acopladas a 20 o más células que envían sus lecturas a un microordenador que las compara con una serie de situaciones standard almacenadas en su memoria y calcula el valor correcto de exposición.
En la imagen podemos ver el esquema de medición matricial de las Nikon F-90x y F5. Sobre una matriz 3D, llegan los datos (1 y 2) de brillo y contraste procedentes del sensor matricial y los que aportan los nuevos objetivos tipo D sobre la distancia (3) en que se encuentra el objeto enfocado (que se presupone que es el morivo principal), a los resultados obtenidos se añade el valor de desenfoque procedente del sensor autofoco, con ello se logran exposiciones con un grado mínimo de error. En el proceso de cálculo, se utiliza además la flexibilidad inherente del llamado "fuzzy-logic" o lógica difusa, para evitar cambios bruscos de exposiciónal dispara series de fotos.
Aunque resulta difícil que se equivoque, hay situaciones como las puestas de sol, en que al intentar neutralizarlas hace que las fotos salgan sobreexpuestas y pierdan parte de su ambiente romántico. Las mejores cámaras de hoy, montan simultáneamente 2 o 3 sistemas diferentes y el fotógrafo elige el más adecuado dependiendo del tema.
Aunque mucha gente crees que son términos idénticos, un fotometro es simplemente una aparato que mide la intensidad de la luz, independientemente de que luego pueda éste traducir los datos en unidades fotográficas.
Si el fotómetro oferece directamente las lecturas en forma de escala de exposición fotográfica (velocidad, diafragma, etc.) ya sea en directamente en su panel o a traves de conexiones con dispositivos de la cámara, entonces de lo que estamos hablamos es de un exposímetro, que es lo que incorporan siempre las cámaras fotográficas.
En cuanto al grado de intervención del fotógrafo tenemos: cámaras manuales y automáticas.
En las cámaras manuales, el exposímetro indica en el visor un valor correcto de velocidad en función del diafragma ajustado, y el fotógrafo elige ese valor, o el que le da la gana.
En las cámaras automáticas, el exposímetro va acoplado al diafragma, al obturador o a ambos. De esta manera, en una cámara automática con preferencia en la apertura, nosotros elegimos el diafragma y la cámara coloca el valor de velocidad que considera adecuado. En las de preferencia en la velocidad, el fotógrafo elige la velocidad de obturación y la cámara cierra el diafragma al valor considerado como correcto o, incluso en la totalmente automáticas (modo programa), puede la propia cámara elegir los valores de velocidad y diafragma, y nosotros sólo tenemos que apretar el disparador.
Todos estos modos y bastantes otros más agrupados bajo la denominación de "Programas", con mayor o menor "inteligencia artificial" asociada, suelen ofrecerse cómo opción en el dial de casi todas las nuevas cámaras fotográficas.
Si lo que pretendemos es aprender fotografía, lo mejor es que las decisiones las tomemos nosotros y no la cámara. Por ello, al adquirir un equipo fotográfico y, dada la abundancia de automatismos, no está de más que comprobemos que entre sus programas figura al menos la posibilidad de uso manual, aunque en ocasiones los automatismos resultan francamente útiles.