Por textura se entiende la estructura de la capa superficial de un material.
Una foto con una la textura muy resaltada, confiere realismo a la imagen porque estimula nuestro sentido del tacto.
La textura, junto con el tono y la forma, transforman los motivos planos en imágenes con fuerte sensación tridimensional.
Entre todos los factores que pueden resaltar la textura, el más importante es, con mucha diferencia, la iluminación.
La mayor parte de los objetos iluminados con luz dura, intensa y rasante, desvelan una textura imperceptible por cualquier otro método. Esto es fundamental en fotografía forense, arqueológica, numismática, etc.
El dominio de la composición y por tanto del arte fotográfico, aunque puede ser innato en algunos artistas, llega a adquirirse con el tiempo analizando gran número de fotografías de calidad. Si observamos las obras de los grandes maestros, descubriremos que en casi todas existe el empleo de alguna de las normas que hemos visto y la mayoría ha tenido un instante de meditación preliminar.
En fotografía artística la calidad de la composición tiene machismo más valor que la técnica. Cinco minutos destinados a planificar la composición de un sólo tema es preferible a fotografiar cinco temas en un minuto.
Siempre que sea posible, antes de fotografiar un objeto hay que mirarlo desde todos sus ángulos, estudiar las posibilidades de iluminación y meditar bien la composición, encuadre, etc.