Posiblemente el mayor trastorno provocado por la difracción ocurra en el campo de la astrofotografía, fotomicrografía o, en nuestro caso, en el de la fotomacrografía, en donde se busca la máxima profundidad de campo cerrando todo lo posible el diafragma. Veamos que hacer en este caso, comprendiendo previamente el fenómeno de la profundidad de campo.
En la figura 5 podemos ver el esquema de lo que ocurre en el interior de la cámara, con un teórico foco puntual que, para hacerlo más comprensible, podemos imaginar como la imagen de una estrella formada en el plano focal del objetivo. Al igual que por delante de la lente hablamos de profundidad de campo, por detrás, y a nivel del plano de la película, usamos el término profundidad de foco aunque hasta cierto punto podamos considerarlos conceptos equivalentes.
Para un objeto perfectamente enfocado, sólo existe un plano focal correcto y, al girar el anillo de enfoque, lo que hacemos es adelantar o retrasar el objetivo para mover éste plano focal y que coincida lo más exactamente posible con el plano de la película. Conforme nos separamos de este plano, la imagen de lo que debería ser un punto perfecto, empieza a convertirse en un disco difuso, tanto más grande cuanto más nos separemos del plano focal.
Como las imágenes formadas en el plano de la película son muy pequeñas y el ojo humano normal no distingue un punto de dos que estén separados entre sí menos de 0,2 milímetros, nos aprovechamos de esto para seguir considerando estos pequeñísimos discos difusos como puntos perfectos hasta que alcanzan un límite conocido como máximo círculo de confusión aceptable. El cálculo del diámetro de este círculo, tan interesante para algunos y los factores que le afectan, no puede ser tratado en este artículo por problemas de espacio.
La distancia comprendida entre esos dos círculos, anterior y posterior al punto focal, es precisamente lo que los fotógrafos denominamos profundidad de campo, pues los objetos "desenfocados" que se encuentren en esa zona (o a su distancia conjugada equivalente ante a cámara) podemos considerarlos cómo aceptablemente nítidos.
Por cuestiones de simplicidad, se han dibujado simétricas las distancias entre ambos discos al punto focal. En la práctica, el disco anterior, más cercano a la lente, suele estar a menor distancia del plano focal, lo que explica el desigual reparto de la profundidad de campo a ambos lados de ese plano y la conocida regla de concretar el enfoque el primer tercio de objeto.
¿Por qué aumenta esta profundidad al cerrar el diafragma? Muy sencillo: simplemente porque al estrecharse los conos del haz luminoso, aumenta la distancia entre los dos discos de confusión aceptable (véase la figura 6). El problema está en que, conforme vamos cerrando más y más el diafragma, la difracción va aumentando paulatinamente.