El que se inicia en macro, busca como loco la máxima profundidad de campo posible y para ello suele diafragmar a tope; además, la distancia entre la rendija del diafragma y el plano de la película aumenta por los tubos de extensión y la apertura relativa disminuye con el empleo de accesorios para macro. Todo ello hace que el efecto de la difracción pueda llegar a ser tremendo. A f/32 la degradación de la imagen es tan fuerte que la foto obtenida resulta por completo inutilizable, tal como puede apreciarse en la figura 7.
En ambas fotos se empleó un objetivo bastante usado (Nikkor 55 f/2,8 micro) invertido sobre el fuelle Nikon PB-6, para un aumento sobre la diapositiva de 5,3x. En todos los casos se iluminó con dos flashes Nikon SB-24 y SB-25 interconectados con dos cables Nikon TTL.
En la imagen superior, tomada a f/8, se nota indudablemente una mayor nitidez y una menor profundidad de campo. Ambas imágenes, tomadas con una película común de diapositivas (Polaroid Polachrome de 100 ISO) se escanearon directamente al tamaño final (lado mayor de 450 píxeles a 72 ppp) para evitar así la degradación digital por remuestreo y se reencuadraron en un área equivalente a 2/3 de la diapositiva en un Nikon Coolscan LS-2000 con la función Cleanimage (ICE) desactivada y, finalmente, fueron comprimidas en JPG de grado 9 con Photoshop v. 6.2.
Como ya hemos indicado, los tubos de extensión, fuelles y cualquier otro accesorio que aumente la distancia física entre el foco emisor de la difracción (laminillas del diafragma) y el plano de la película, disminuirá la nitidez de la imagen al incrementar el diámetro de los anillos de difracción y las interferencias entre los anillos de cada punto de luz. Siempre debemos tener en cuenta que hablamos del número f efectivo (cociente entre el diámetro de la apertura del diafragma y la distancia de éste al plano de la película), y no del número f nominal (el que se marca en el aro del objetivo). El número f efectivo aparece en el display de algunos modelos de cámara si el accesorio macro mantiene la conexión y automatismo entre el objetivo y el cuerpo.
Las lentes de aproximación afectarían menos en cuanto a difracción, pero añaden errores ópticos que degradan aún más la imagen, ya que casi siempre la adición de una nueva lente estropea el delicado equilibrio óptico que diseñó el fabricante para la corrección de aberraciones. La degradación, en este caso, no sería por difracción, ya que no modifican el número f efectivo, sino por su potencialidad aberrante.
Aunque los teleconvertidores se usan muy poco en macro, amén de introducir más lentes por medio y estropear la imagen como en el caso de la lentes de aproximación, encima modifican el numero f efectivo y disminuyen por tanto la luminosidad, con lo que sería la peor opción de todas. Siempre que se pueda, los teleconvertidores han de adquirirse como complementos ópticos del objetivo sobre el que se van a montar, es decir, sobre el objetivo o la gama de objetivos para los que fue diseñado por el fabricante, ya que sobre ellos, se buscó ante todo conservar el equilibrio óptico del conjunto teleconvertidor-objetivo minimizando la aparición de aberraciones.
Por último, las cámaras de medio y gran formato (poco empleadas en macro), permiten diafragmas más cerrados (algunas hasta f/90) debido a que el negativo sufrirá mucha menos ampliación y, por tanto, el diámetro máximo de los discos de confusión aceptables será mayor, con lo que el efecto de la difracción será lógicamente mucho menos perceptible.